Que esto, que lo otro
Corrígeme si me equivoco, le dije, pero no es aquel de allá el hombre ese que tú decías? Sin embargo, cuando ella se dio la vuelta para mirarlo, él ya había desaparecido, o quizás nunca estuvo ahí y una vez más fueron mis sentidos los que me engañaron. Entonces le dije; cuéntame una historia que termine en tragedia, y ella sacó su guitarra y se puso a tocar toda la noche sus penas, armando una fogata con el sólo vibrado de sus cuerdas vocales. Estuvimos toda la noche hasta el amanecer discutiendo la validez de la violencia, que esto y que lo otro, que las piedras, que las manos. Somos seres turbios, le dije, le dije, estamos nadando no contra una sino contra cien corrientes, le dije, vamos a terminar fabricando nuestras propias tumbas, le dije, y ella asentía ante cada cosa que yo decía. Tomamos un par de tragos, aunque yo no bebo mucho, solo cerveza y aveces, cuando quiero. A ratos me ofrecía dinero para volverme a mi casa y yo le decía siempre que sí, que no s