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PUESTA EN ESCENA

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Casi olvido las líneas que tenía que decir cuando vi a Eliseo entre el público. Mi compañera me miró, un poco horrorizada, pero volví en mí y dije las líneas que tenía que decir, y la obra continuó de forma normal.            Terminamos con una ovación general, con la mayoría del público de pie. Eliseo, en cambio, estaba sentado y no aplaudía. Se veía enojado. Pensé que no le había gustado la obra, y decidí no darle importancia. Ni siquiera lo conocía bien, era un joven que vivía en el mismo barrio que yo, un poco extraño a mi parecer, pero no más que cualquier otro joven de esa edad.     Después, en los camarines, Diana, la compañera que había notado mi turbación, se me acercó. *¿Qué pasó, Javier? me preguntó. Te demoraste como un minuto en decir tu línea.  *Sí, le dije, perdón, pensé que la había olvidado, pero la recordé. *Menos mal. Bueno, tranquilo, a cualquiera le pasa. *Claro. Aparte de Diana, nadie más entre el elenco me dijo algo al respecto. En general se comentaba sobre lo

LA BIBLIOTECARIA DEL LICEO DE ENTRE QUIEN QUIERA

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  Hace unos meses me enteré por un amigo de que el liceo donde cursé mis estudios secundarios cerró después de casi dos siglos de funcionamiento. Su decadencia venía ya desde los tiempos en que yo estudiaba allí. La cantidad de matriculados era cada año más baja, y no había persona ni corporación que quisiera comprar el edificio, menos continuar con clases de ningún tipo. No hubo solución, el emblemático liceo de Entre quien quiera fue cerrado y los pocos alumnos que aún quedaban tuvieron que ser reubicados. Mi reacción ante la noticia fue natural. En verdad no sentía gran aprecio por el lugar, ni sentía tanta nostalgia de aquellos cuatro años de mi adolescencia, ni siquiera recordaba muchas cosas. Aprendí lo necesario para entrar a la universidad, pero no lo suficiente para salir. En comparación con otros compañeros y compañeras, yo estaba en desventaja. La tradición educacional que tuvo alguna vez el liceo, había desaparecido.  Una de las cosas que recuerdo, por ejemplo, es a una pr

LIBRO DE ZEFERINO; VISITA AL TEMPLO, CONVERSACIÓN CON RAFAEL PARDO

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  Los majestuosos pilares del templo de Entrequén, calculé, debían tener unos diez metros de altura, y toda la estructura tenía unos mil años de antigüedad. La cantidad de símbolos tallados en sus murallas era infinita, y yo no entendía más que unos cuantos. Poco sabía yo de los símbolos de la iglesia, pues no eran estos de mi interés. En general, mi conocimiento sobre los símbolos era limitado, y no adscribía yo, por supuesto, a ninguno de ellos. A mí lo que me llamaba era la palabra pura. Por eso mi interés en los textos escritos por Nora antes de su homicidio, pues era yo un coleccionista de textos apócrifos, y aquel era uno de ellos.  Tal como le había dicho a Gabriela Azul, Eleonora Placencia había escrito sobre el fracaso. ¿Qué había escrito sobre el fracaso? No lo sabía aún, y se había convertido en la mayor intriga de mi vida. Ese rumor, pasado en boca en boca entre la gente de Entrequén, había llegado a mí una mañana de enero en que conversaba con la bibliotecaria del ant