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Mostrando entradas de enero, 2013

Detenerme

Puedo detenerme aquí, en esta calle y volver y puedo no detenerme nunca. Todo depende de lo que quieras tú en este preciso instante… Pero basta de mierdas! Sólo quiero decir que los hombros se me han esparcido sobre los ojos. Yo estoy gobernando la expresión de mi lejanía la expresión de tu terror, la forma de nuestra forma sobre la única cama que nos acoge. Mis padres llegan de misa sobre sus esperanzas… -hay que acabar con la esperanza y darle paso a la bestia- ella está lejos y yo estoy cansando, tan casando como para detenerme y volver o volver sin caer en esto que parece una comedia espantosa. Puedo detenerme al borde de las estaciones en donde no me estés esperando nunca, oír pájaros esquizofrénicos y creer que de verdad me hablan a mí conversar con fantasmas que no han muerto aún pero que siguen escondidos en sus tumbas… y puedo detenerme para que tú también te detengas y juntos lancemos el fuego que nos libere de nuestra maldita s

Al final de todo

Vine entre los barcos de esta bahía, buscando el mar donde pudiera encontrar nada. Vine sobre algunas olas a decir el nombre de los que se perdieron. Te dije: aquí está mi corazón para que te lo comas a gritos las armas se han olvidado de nosotros (mejor así, dijiste tú) las calles, los supermercados, los autos están vacíos, y siempre estarán vacíos. Asumo la herencia de esta orbe, la herencia de la caída, lo inminente... Pero yo no estoy diciendo nada ni quiero decir ni encontrar nada, más que a ti, esperándome al final de todo. Yo anduve, caminé un tiempo entre los postes. Y la luz se hizo mi enemiga y los muros se hicieron mis enemigos, porque ya no podía escribir en ellos que también mis pies se habían hecho mis enemigos. Hablé con el lenguaje de los viejos de los subterráneos de mi casa -y de todas las casas- de la cercanía constate con la fatalidad, la hermosa fatalidad... Anduve, lloré y el día quería matarme. Sigo sin decir nada, sin buscar. El mar q