Sueño latinoamericano



Ayer, en la siesta de la tarde, me habló en sueños nada menos que Gabriel García Marquez. Me dijo que Macondo realmente existía, que no había sido invención de él sino que era un pequeño pueblito perdido en la selva colombiana y, sobre todo, que yo debía buscarlo para revelarle la verdad al mundo, porque Macondo estaba siendo en la actualidad explotado por una raza alienígena llamada los grintgous y los pocos habitantes que quedaban se estaban muriendo. 

Bien, ese fue mi sueño. Yo estaba decido a llevar a cabo lo que García Marquez me estaba pidiendo, pero al despertar me di cuenta de lo que ridículo que había sido soñar eso partiendo por el hecho de por qué mierda me iba a visitar en él un escritor que aún sigue vivo, si por regla general son los muertos los que visitan y hablan y dicen cosas trascendentales en los sueños. 

Sin embargo, en vez de olvidarme del asunto decidí que debía escribirlo. Pensé en inventar toda una historia en torno al sueño, y empezarla con algo así como pueblo chico, infierno grande, o los cien años de Macondo suenan, suenan en el aire, pero resultó ser que al final no se me ocurrió nada y pospuse mi tarea hasta hoy, que estuve reflexionando en la mañana sobre el significado de mi lapsus onírico de ayer y sobre la situación entristecedora del pueblo latinoamericano. 

De todos modos hoy sigo sin nada que contar. Anoche volví a soñar con García Marquez pero esta vez sólo me decía que volviera a leer y ahora detenidamente El coronel no tiene quien le escriba, porque sino lo hacia iba yo también a terminar comiendo mierda. Sinceramente, no entendí bien que quiso decir ni quiero entenderlo. No espero que los sueños se cumplan, pero aveces sería bueno que algunos sí lo hicieran. 

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