Efermedad

Llevo todos estos días vomitándome, y podría tal vez
perder la garganta o algo parecido,
no sé muy bien qué me depara, (nunca)
pero el médico no tenía buen rostro cuando me tomó la mano
y me dijo que podría perder la garganta
o algo parecido.

Me acosté y ahora mi cama es un pantano
sucio y las tapas torcidas, me destapo en la noche, solo
y doy gritos desmesurados que quiebran la irrealidad
y mi madre viene
y mi padre viene,
mis hermanos vienen
Pero nadie más. Nadie más acude al sonido del cuerno.

Me salen gusanos me salen trampas me cuelgan las heridas.
Nunca esperé estar así
pero he llegado al punto de la inflexión
donde me doy de bruces con las ordenes y las obligaciones.
No duermo de noche no vivo de día casi no existo
y hasta me dijo el médico que he dejado de ser hombre,
no por el sexo, sino por el vomito
y el asco que ha salido de mi carne durante esta larga
larga larga larga larga
enfermedad.

No soy acierto. Soy incertidumbre transmutada en virus
y en epidemia y en pandemia.
Abrí la ventana  y eché a volar los males los esparcí
por la galaxia,
porque sé que la construcción metafísica del orbe y el globo
del orden y el caos
es tan cíclica como mi propia enfermedad

y todo me será de vuelto. 

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